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Champions League - Grupo g - jornada 2Así fue
CSKA M.
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Real Madrid
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El Real Madrid está seco

El ‘síndrome Cristiano’ se acentúa en Moscú, donde el Real con menos gol en casi 12 años sucumbe ante el CSKA incapaz de remontar un tanto en contra en el primer minuto

En el vídeo, las declaraciones de los jugadores del Real Madrid al término del partido.Foto: atlas | Vídeo: Pavel Golovkin
José Sámano

Hay que remontarse a enero de 2007 para rastrear a un Real Madrid que estuviera como el actual, tres partidos consecutivos sin gol. Es más, lleva dos dianas en los cinco últimos envites. Y más increíble aún: en Moscú, ante un CSKA más bien elemental, no fue capaz de batir a Akinfeev, que había encajado al menos un tanto en Champions en 45 de los últimos 46 partidos. La sombra de CR crece y crece sin remedio por ahora. Y ha dejado un mal fario: tres veces se estrelló el Real Madrid en los postes.

No hay jugador del Madrid suizamente tan preciso como el alemán Kroos. Pero en tiempos de turbación general, hasta el germano dejó un borrón nada más quitarse el chándal. Apenas superado el primer minuto, Kroos, muy sobrado, quiso hilar con Varane con un pase a bote pronto. Un premio inopinado para Vlasic, que perforó la portería de Keylor. El Real, con dudas tras su bacheado tránsito por la Liga, quedó sonado. Hasta el punto de que el joven CSKA (23 años de media) pareció lo que ni remotamente es: un equipo temible.

Aturdido el Madrid, con los pies dislocados, el equipo cosido por Lopetegui —con Isco, Marcelo, Ramos y Bale en casa y Modric y Courtois a la sombra el banquillo moscovita— tardó veinte minutos en aterrizar en el partido. No había forma de que el grupo visitante sincronizara, como si todos se tomaran por forasteros. La vía no era otra que la pelota, su familiaridad a la espera de que el CSKA quedara retratado como lo que es, un conjunto muy raso.

A partir de Casemiro, Ceballos y Kroos, el Madrid encontró en el balón un flotador. Adiestrada la pelota, encapsuló a su rival, cada vez más refugiado en las cuerdas de Akinfeev, el portero que en ese mismo escenario mandó al garete a España en el pasado Mundial.

El Madrid creció por etapas. Primero, el balón en propiedad. Luego, el equilibrio, propiciado por Lucas, jugador flexibiliza el sistema y que permite permutar el 4-4-2 en defensa y el 4-3-3 en la vanguardia. Y, más tarde, se vio ante el reto de los últimos metros, el mayor lastre sin CR y Bale. No es casual que en este Madrid el ataque sea asunto mosquetero. Como si diez tuvieran que ser ahora el uno que fue Cristiano. Al remate se dedicó Casemiro —con un disparo al poste derecho de la meta rusa—, Nacho, Carvajal, incluso el debutante Reguilón, aprobado en su graduación. Faltaban los delanteros. Benzema, nómada como es, esta vez se animó en el tramo final del primer acto. Un disparo combado se le fue por un palmo y un cabezazo astilló el larguero. Más le costó a Asensio, que no tuvo dictado hasta el segundo tiempo. Descanso al que llegó el Madrid con una mala noticia. Carvajal, lesionado, dejó paso a Odriozola. Como Reguilón, el otro lateral, otro que alistado por primera vez en la Copa de Europa. Y en el Real los laterales no son asunto menor. Ni mucho menos.

El asedio visitante se intensificó tras el intermedio. El equipo de Goncharenko no disimuló. Ante la previsible carga madridista, se blindó con cinco zagueros. Bloqueada la zona central, sorprendió que Lopetegui cortara el carrete a Lucas, el más decidido para limpiar contrarios desde una banda. El entrenador guipuzcoano prefirió anclar a Mariano junto a Benzema en la zona central del rancho del veterano Akinfeev, autor de una buena parada en el despertar de Asensio, que le probó desde larga distancia.

Ante el enchironado CSKA, al Real le quedaba la portería muy cerca. A los rusos, a muchas lunas. El cuadro español solo encontraba rendijas para el tiro lejano, suerte a la que se animó sin éxito Asensio, su mejor pegador fuera de la frontera del área. En dirección contraria, Nacho, Odriozola y Keylor abortaron las contadas contras del grupo local. Para entonces ya no tenían la escolta de Casemiro, retirado en favor de Modric. Ni el croata dio con la pócima frente a un adversario que convirtió el perímetro de Akinfeev en una zona amazónica. Ante el pelotón defensivo del CSKA casi nadie estuvo inspirado. Y cuando lo estuvo alguien, caso de Mariano justo antes del tiempo añadido, de nuevo un poste frustró al Real. A Varane se le fue otro cabezazo por un pulgar. Y el Madrid ya no tuvo tiempo ni de probar a Kynats, sustituto de urgencia del meta Akinfeev, que a sus 35 años se hizo expulsar como un chiquillo. De momento, el Real tan poco consuelo encuentra en la Liga como en su fetichista Copa de Europa. El síndrome CR...

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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