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Túnez expulsa al desierto a decenas de subsaharianos tras un estallido de violencia racial

La muerte de un tunecino apuñalado en una reyerta en la ciudad portuaria de Sfax desata una ola de acoso a los migrantes de África occidental que intentan llegar a Europa en patera

Juan Carlos Sanz
Migrantes subsaharianos
Migrantes subsaharianos se agolpan para subir a un tren, el miércoles, en la estación de Sfax (Túnez).HOUSSEM ZOUARI (AFP)

La presión contenida en Sfax, epicentro de la migración irregular en el Mediterráneo central, 270 kilómetros al sur de la capital de Túnez, ha estallado con ecos de persecución contra miles de subsaharianos. Decenas de migrantes de África occidental han sido expulsados por las autoridades de la ciudad portuaria hacia una zona desértica en la frontera con Libia tras la ola de violencia en la que murió apuñalado el lunes un ciudadano tunecino, según informaron ONG locales de defensa de los derechos humanos en la noche del miércoles. Muchos de los más de 10.000 subsaharianos que aguardan en Sfax a embarcarse en una patera rumbo a las costas italianas se han reagrupado en la estación ferroviaria para intentar escapar de una ciudad tomada por las fuerzas de seguridad, en medio del creciente clima de acoso a los negros africanos.

La ONG Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales (FTDES) y otras dos decenas de organizaciones que siguen de cerca las cuestiones migratorias han denunciado que un centenar de migrantes y refugiados de Costa de Marfil, Camerún, Malí, Chad y Guinea-Conakry, entre los que figuran mujeres y menores, fueron expulsados el miércoles hacia Ben Gardane, en un área desértica fronteriza con Libia. Los desplazados, que fueron concentrados antes por la policía en el recinto ferial de Sfax, han denunciado haber sufrido malos tratos, robo de dinero y la destrucción de sus teléfonos móviles. Otros 50 subsaharianos ya fueron trasladados durante el fin de semana a la misma zona.

Funeral por un tunecino apuñalado por un subsahariano, el martes en Sfax.
Funeral por un tunecino apuñalado por un subsahariano, el martes en Sfax.HOUSSEM ZOUARI (AFP)

Centenares de habitantes de la ciudad costera se han organizado para vigilar sus barrios y exigir la salida inmediata de los migrantes irregulares, en protesta por la muerte de un tunecino de 41 años, acuchillado en un enfrentamiento con subsaharianos, según informa France Presse. Las patrullas vecinales han montado barricadas y quemado neumáticos para cerrar los accesos a sus distritos. Las redes sociales también se han inflamado con imágenes, cuya veracidad no ha podido ser contrastada de forma independiente, de redadas policiales para expulsar a migrantes de sus casas entre aplausos de los vecinos. Otras grabaciones muestran a subsaharianos tendidos en el suelo rodeados de personas armadas con palos, o dan cuenta del ingreso en hospitales de decenas de negros africanos heridos.

La tensión entre los habitantes de Sfax y los migrantes subsaharianos ya emergió el pasado mes de mayo, cuando murió en un hospital un hombre originario de Benín tras haber sido apuñalado por siete tunecinos. Himma Hamad, responsable de inmigración en la sección de Sfax de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos, aseguraba entonces a EL PAÍS que había recogido decenas de denuncias de agresiones a migrantes subsaharianos tras el discurso “de tinte xenófobo” pronunciado el pasado febrero por el presidente de Túnez, Kais Said, que gobierna por decreto tras disolver el Parlamento hace dos años. Said calificó la presencia de decenas de miles de subsaharianos (entre 20.000 y 40.000, según las fuentes) entre los 11 millones de habitantes del país como “hordas que suponen una amenaza demográfica para la identidad árabe de Túnez”.

El mandatario volvió a insistir el martes en que Túnez “no va a aceptar en su territorio a quien no respete la ley” y que caerá también todo el peso de la justicia sobre quienes “alojen migrantes ilegales en sus casas, se las alquilen o les ofrezcan trabajo”. La Liga Tunecina de los Derechos Humanos señala que además de sufrir acoso social y explotación laboral, con sueldos dos tercios inferiores a los que perciben los tunecinos, los subsaharianos de Sfax viven constantemente bajo la amenaza de ser expulsados de sus viviendas.

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El presidente Said también advirtió de que Túnez rechaza convertirse “en un país de tránsito hacia Europa o de reasentamiento de ciudadanos de algunos países africanos”. El mes pasado, la Unión Europea ofreció al país una aportación de más de 1.000 millones de euros en ayudas para que contenga la avalancha de pateras desde sus costas hacia Italia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; la primera ministra Italiana, Giorgia Meloni, y el jefe del Gobierno de Países Bajos, Mark Rutte, viajaron hasta la capital tunecina con la promesa de contribuir a que el país magrebí pueda abordar las reformas que le exige el Fondo Monetario Internacional a cambio de un plan de rescate financiero que implica un alto coste social y de empleo.

Sub-Saharan migrants rest in Sfax, Tunisia
Migrantes subsaharianos descansan en Sfax (Túnez), el miércoles en medio de la ola tensión racial.IMED HADDAD (AFP)

Ante la llegada masiva de migrantes en embarcaciones improvisadas desde Túnez a las costas italianas, en particular hasta la isla de Lampedusa, la UE ha puesto sobre la mesa un paquete de 105 millones de euros —el triple de la financiación anual de los últimos dos años— para programas de control de fronteras, registros y devoluciones de inmigrantes irregulares. El sindicato Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), la mayor organización del país magrebí, ha responsabilizado al presidente tunecino de haber agravado la situación migratoria al aceptar convertirse “en gendarme del Mediterráneo” e interceptar sistemáticamente las embarcaciones de inmigrantes irregulares y conducirlas hasta el puerto de Sfax.

En los cuatro primeros meses de 2023 se registraron cerca de 19.000 interceptaciones de migrantes en la ruta hacia Italia, lo que representaba ya el 82% de todas las contabilizadas en 2022. Ante el bloqueo en las costas marroquíes, argelinas y libias, Túnez es ahora la principal válvula de escape de la presión migratoria africana a través del Mediterráneo hacia Europa. En los 100 kilómetros de litoral comprendidos entre Sfax y Mahdia (al norte), se concentran casi el 75% de las salidas de pateras desde Túnez. Situada a menos de 200 kilómetros de Sfax, a media jornada de navegación con un pequeño motor fuera borda, la isla italiana de Lampedusa es la puerta de entrada a Europa para los miles de subsaharianos llegados hasta el litoral de Túnez.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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