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Francia remonta a Gales un partido de leyenda

El XV del Gallo ensaya en el último ataque, deja sin Grand Slam a su rival y el Seis Naciones se decidirá en su duelo aplazado contra Escocia (32-30)

El francés Brice Dulin, a la derecha, cruza la línea para anotar ante Gales
El francés Brice Dulin, a la derecha, cruza la línea para anotar ante GalesFrancois Mori (AP)

Pasan 81 minutos de un partido de leyenda en París cuando Francia gasta su última bala en el Seis Naciones. Si aguanta, Gales se llevará la gloria completa –torneo y Gran Slam, el pleno de victorias– pero su felicidad pende del precipicio. El XV del Gallo embiste y logra superioridad por la izquierda, un tres contra uno que ejecuta inmisericorde Brice Dulin. En un suspiro, el torneo perfecto de Gales se va por el retrete y la entrega de trofeos se pospone. Francia tiene ahora el destino en sus manos y puede levantar el título si gana  con punto bonus a Escocia el próximo viernes en el duelo aplazado tras su brote por coronavirus.

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El guión dibujó desde el inicio un duelo de gigantes entre los dos mejores ataques del torneo. Salió imponente Francia, que se plantó en la línea de cinco metros con las liberaciones rápidas de Dupont; la sinfonía empezaba con una sucesión de corcheas. Y los galos tomaban la delantera en una acción ensayada desde la banda; simularon formar la plataforma del maul, un señuelo que despistó a la defensa, antes de ir a campo abierto y Romain Taofifenua aprovechó la superioridad para ensayar. Comienzo perfecto para Francia: 7-0.

Gales no se amilanó y devolvió enseguida el derechazo. Lo retrasó Francia con un placaje salvador de Charles Ollivon, colocando la mano bajo del oval en lo que era un ensayo seguro de Gareth Davies que el árbitro no concedió tras exprimir las repeticiones por vídeo. Tan solo ganó tiempo el XV del Gallo; en la siguiente secuencia, Ollivon no pudo frenar la incursión de Dan Biggar, que aceleró antes de ver siquiera si el balón había salido a su encuentro y aprovechó su inercia para percutir como un cohete. Respuesta categórica de los galeses.

El minutero solo se contaba en unidades y el duelo ya se jugaba a tumba abierta. Respondió de nuevo Francia con un ensayo marca de la casa; patada a seguir de Dulin al encuentro de los dos demonios –Jalibert y Diupont–, que llegaron raudos y fabricaron un nuevo ensayo. Otro derechazo que devolvería Gales, de vuelta a la zona de 22 francesa para igualar la contienda con una percusión del melenudo Navidi. Veinte minutos de rugby para el recuerdo en el salvaje oeste. Tras semejante frenesí, ambas selecciones, acostumbradas a duelos llenos de toboganes, tomaron aire y el partido entró en una fase de valle y así llegó el intermedio (17-17).

Salió más asentada Gales de vestuarios ante una Francia que necesitaba preparar un nuevo asalto. Sin tiempo para armarlo, los locales se vieron contra las cuerdas en otra jugada rota. Patada a seguir a la que llegó George North para volver a patear; la embolsón Tomos Williams para asistir a la carga definitiva de Josh Adams. El ala mantuvo con enorme mérito la posesión ante un triple placaje, con la mano de Julien Marchand entre el oval y el césped. La decisión sobre el campo fue ensayo y las tomas de televisión no ofrecieron evidencia que demostrase lo contrario. Esta vez el video sonreía a Gales, que abría gas y se ponía 10 arriba.

Toda una odisea para Francia, que necesitaba ganar el partido y una de estas circunstancias: hacerlo por más de siete puntos o anotar cuatro ensayos. Louis Rees-Zammit, la estrella emergente del XV del Dragón, estuvo cerca de cerrar la contienda, pero su posado de equilibrista golpeó antes el banderín de la esquina que el césped. A centímetros de la gloria. No hubo ensayo, pero la acción terminó en la amarilla a Haouas. Más problemas para los galos.

Contra las cuerdas, Francia estuvo a la altura de la mejor literatura clásica y se marchó con todo a campo galés. Tras una ataque infinito, Bruce Dulin hizo un eslalon entre la última cortina de defensores galeses para ensayar y poner el duelo en el precipicio. Hubo, por supuesto, giro inesperado. No fue ensayo porque Paul Willemse entró descontrolado al ruck y golpeó a un rival en la zona de los ojos. La enésima revisión de video terminó en tarjeta roja.

Todo parecía sentenciado, pero Francia no se rindió y convirtió con su insistencia un 13 contra 15 en un 14 contra 13 tras dos amarillas a los galeses, cada vez más indisciplinados. Se doblaba el XV del Dragón, agotando el reloj y las balas de Francia, que terminó ensayando de la mano de Ollivon con apenas tres minutos por jugar. Con todo preparado para el título galés, el Seis Naciones tuvo su penúltimo giro de guión. Las mejores batallas que el gran clásico del rugby ha visto en años se han librado sin público. La última, el próximo viernes en París.

En los otros dos partidos de la última jornada, Irlanda superó con claridad a Inglaterra en Dublín (32-18) y Escocia vapuleó a Italia (52-10), que suma su sexta cuchara de madera.

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