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ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

Estrés térmico: ansiedad por culpa de 'la caló'

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Paloma Zamora Burgos

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Me levanto reventada. Obviamente sin haber descansado. Ponte tú a dormir con 34 grados a las 3 de la mañana. El clásico sueño de una noche de verano. Me doy la primera ducha del día preguntándome cuántas serán hoy. Abro con miedete la app del tiempo para ver qué espanto de día nos tocará. Maravilloso, para hoy dan una máxima de 38 grados. Fantasía.

Piensas: por lo menos tú trabajas en un sitio con ventilador, pero ¿y los que curran fuera? Luego recuerdas que no. Que las personas que tengan que trabajar hoy a pleno sol, con “suerte” (nótese el entrecomillado), deberían librarse. Sí, porque en Málaga, se supone que, si estamos a más de 37,2 grados, estamos en alerta roja y, por tanto, deberían tener el día libre (el condicional es a propósito, sí). 

Realmente, tiene sentido: todo el mundo sabe que a 37,2 grados no se puede trabajar en la calle. A 36,9 se ve que no hay problema alguno. De todas maneras, se te quitan las ganas de ironizar con el tema al ver que, el Plan Nacional de Acciones Preventivas ante los Efectos del Exceso de Temperatura, establece el umbral más alto de todo el país en Córdoba: 41,5 grados. Y luego que si nos quejamos de que se muere la gente.

A ver, es cierto que el año pasado descendió la cifra de muertes por motivos atribuibles al calor. En Andalucía, “solo” (entrecomillemos de nuevo) hubo 304 personas que fallecieron con las altas temperaturas. Y si te parece una pasada, que sepas que, a la época estival de 2022, se la conoce como el “verano negro”: hubo 433 muertes en nuestra comunidad y 16.170 a nivel nacional. JO-DER. Así que, ya le puedes ir diciendo a tu tío Juan Francisco que si te quejas tanto del calor y hablas tanto del cambio climático es porque cositas.

En Andalucía, como se te ocurra salir entre las 11 h. de la mañana y las 20 h., igual te da un apechusque y la roscas. Alguien debería explicarles que, en nuestra tierra, las persianas funcionan al revés: se bajan por la mañana y se suben por la noche

Ya son las once de la mañana y tengo puesto el ventilador en el tres. Me derrito, Mari. Pero me imagino que sabrás que nos queda plancha para todo el verano según la AEMET. Sí, cari. Han dicho: ¡si a esta personita nunca le toca nada, habrá que obsequiarle con algo! Y ¡pom! de premio te ha caído un verano con previsión de “muchas olas de calor y muy largas”. ¡Justo lo que tú querías para Reyes, Concha!

Un momento… ¿he dicho Concha? ¿sí? ¡Pues entonces el premio es doble! Claro, ¿qué te pensabas, que con esto no ibas a tener tu correspondiente cuota de mierdas por ser mujer? Anda, anda. ¡Pues claro que sí! De hecho, las olas de calor nos afectan más por motivos diversos y nuestro índice de mortalidad es un 15% mayor que el de los hombres. ¡TOPE DE GAMA, REINA! Como siempre, estos estudios se hacen bajo el modelo binario en cuanto a género se refiere, dejando fuera cómo podría afectar a personas queer.

El caso es que, en las recomendaciones del Ministerio de Sanidad para estos días, está el evitar hacer deporte, no comer comidas copiosas, reducir el consumo de alcohol... Tú sabes, las clásicas. Y mi favorita: evitar salir en las horas centrales del día. Que ahí es cuando te das cuenta de que estas recomendaciones están hechas a nivel nacional. Horas “centrales” dice. Casi que me da la risa. En Andalucía, como se te ocurra salir entre las 11 h. de la mañana y las 20 h., igual te da un apechusque y la roscas. Alguien debería explicarles que, en nuestra tierra, las persianas funcionan al revés: se bajan por la mañana y se suben por la noche. Efectivamente, si estás dentro de tu casa, te pasas los días a oscuras, como si fueras un finlandés de esos.

¡Dios, qué calor! Estoy por darme otra ducha. El termómetro marcará 38 grados, pero la sensación térmica es de columpio recalentao tras todo un día al sol. ¡QUEMO! Y luego los británicos quejándose por una ola de calor con 26 grados. ¡26! ¿Te imaginas? ¡Pero si aquí con 26 grados le ponemos calcetines al Frigopié! Ya lo dice @SpokSponha

Mira, de verdad. ¿Cómo dices? Ah, las niñas las tengo en el campamento, sí. Pero estoy un poco con el runrún en la cabeza. Sí, mujer porque hacen deporte en un pabellón sin climatizar, a 38 grados y con techo de uralita [cri, cri]. Digo yo, que se las llevarán a la sala que tiene aire acondicionado ¿no? Imagino que asientes con la cabeza como para darme tranquilidad. Gracias. Al menos, no están el campamento del cole. Sí, porque allí, si quieren calmar las calores, los enfrían como a los pollos del Pryca. Sí, sí. Que esto, lejos de ser un INVENT, es una medida oficial.

Antes el estrés térmico estaba solo asociado a trabajos con temperaturas muy elevadas (véase, por seguir con los pollos, el asador de tu barrio). Sin embargo, ahora, gracias a estos veranos tan maravillosos que tenemos, el estrés térmico se ha democratizado y ¡es del pueblo! ¡VIVA EL VINO!

Te cuento, te cuento. Nuestro querido gobierno autonómico prometió “climatizar” más de 450 colegios, de los 4.000 que hay en toda Andalucía. El tema es que esta climatización no iba a ser con aire acondicionado, sino con refrigeración adiabática. Y tú dirás ¿y eso qué es? Pues mira, chiqui, es un sistema de refrigeración INDUSTRIAL, es decir, se emplea en sitios como las naves de una fábrica o en macrogranjas de pollos. 

Para aplaudirles ¿verdad? A ver, al menos no es como el gazpacho que le da cierta señora a los abuelitos de Madrid.

Ya, ya sé que ¿pa’ qué te cuento to esto? Que a ti la caló te quita las ganas de vivir. Que te pone de mala leche, la verdad. Que estás como deprimida y tú no eres así. Ya. Ni tú ni nadie, mi vida. Son los síntomas del estrés térmico. Entre sus consecuencias están el aumento de la agresividad y los delitos violentos. La cosa mejora a cada párrafo que lees, lo sé. Piensa que, antes, el estrés térmico estaba solo asociado a trabajos con temperaturas muy elevadas (véase, por seguir con los pollos, el asador de tu barrio). Sin embargo, ahora, gracias a estos veranos tan maravillosos que tenemos, el estrés térmico se ha democratizado y ¡es del pueblo! ¡VIVA EL VINO!

Total, que imagino que sabrás que todo esto está muy relacionado con la pobreza energética. Resulta, que aunque Andalucía sea la segunda comunidad con más muertes atribuibles al calor, lo de adaptación de viviendas y medidas efectivas para proteger a la población, brilla por su ausencia. Y esto no ha hecho más que “empezar”. Quizás si ven que se nos está yendo el turismo pues reaccionan. Aunque eso sea lo único bueno de todo esto.

Resumiendo: gente trabajando a más de 40 grados, muertes por altas temperaturas, colegios con refrigeración industrial, pobreza energética… Y cero árboles nuevos, ahora en tu barrio. ¿Qué te digo yo? Tú piensa que, la próxima vez que digas “¡qué calor!”, más que una queja, será una reivindicación. En fin, voy a mirar qué tiempo hará esta noche. 32 grados. Menos mal, parece que por fin refresca.

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ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

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