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“Nunca ha dejado de ser él”: Paulina Urrutia sobre el Alzheimer de Augusto Góngora

La actriz y ex Ministra de Cultura expresó que pese a la enfermedad, su marido continúa siendo la misma persona de la que se enamoró.

Paulina Urrutia
Instagram: @sergio.a.lopez

El pasado domingo 25 de julio, Paulina Urrutia conversó con Martín Cárcamo en De tú a tú sobre su trayectoria personal y el Alzheimer de su esposo, Augusto Góngora. La exministra presidenta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, reveló cuando vio las primeras señales de la enfermedad en el experiodista de TVN, y de lo difícil que se hicieron los días después.

En el programa de Canal 13, la actriz recordó que los primeros indicios del Alzheimer de Góngora aparecieron tras su salida de la televisión en el 2011. Su esposo decidió reinventarse y se puso a estudiar para ser coach, y luego empezó a trabajar como docente.

Ahí comenzaron las fallas. Su jefe me dijo que algo está pasando y comenzamos a percibir que había dificultades. Por ejemplo, se ponían de acuerdo en algo, iban a trabajar, llegaban al lugar y Augusto decía ‘oye, ¿y qué íbamos a hacer?’“, relató Paulina Urrutia en un emotivo diálogo con el rubio animador.

El avance del Alzheimer de Augusto

Desde que descubrieron que Augusto padecía de Alzheimer, los días venideros de Paulina consistieron de atender y acompañar a su esposo, que prontamente empezó a mostrar mayores secuelas de su enfermedad.

Muchas otras personas están viviendo lo mismo y saben que una se empieza a volver loca, por el nivel de exigencia, de dolor, el duelo permanente y larguísimo. Es una muerte en cámara lenta donde día a día, hora a hora y minuto a minuto vas perdiendo algo de esa persona, y eso es abrumador. Pero al mismo tiempo es lo más bello“, expresó la actriz.

Y aunque Augusto Góngora cada vez tiene menos conciencia de su entorno, Paulina Urrutia todavía ve en él al hombre que hace 25 años la enamoró y al que todavía ama incondicionalmente.

El Augusto nunca ha dejado de ser el Augusto. Lo miro a sus ojos, cómo se ríe, las cosas con las que goza, y nunca he dejado de reconocerlo. Y él, hasta el día de hoy en su máxima desesperación, cuando se para y mira, grita ‘¡Pauli!’, yo le digo ‘Augusto, aquí estoy’. Y yo creo que no me ve, pero sabe que estoy ahí“, cerró.


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