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Los 50 años de Javier Bardem

TCM dedica al actor un ciclo los sábados de marzo con películas como 'Antes que anochezca', por la que consiguió la primera de sus tres nominaciones al Oscar

El actor Javier Bardem, en la redacción de EL PAÍS.

“Hay gente que arregla cañerías, otros que conducen autobuses… Otros que, gracias a Dios, inventan vacunas y otros que contamos historias”. Así, como un vehículo para narrar historias, define Javier Bardem su oficio de intérprete. “Creo que el actor es mejor cuando se quita de en medio para que la historia emerja y suceda a través de él”, explica. “Si como actor, te‘enseñas’, eso es una muestra de egolatría más que de creatividad”.

Javier Bardem cumple hoy 50 años y por eso TCM le dedica lo sábados de marzo emitiendo algunas de sus películas más representativas. Títulos como Antes que anochezca, por el que consiguió la primera de sus tres nominaciones al Oscar; Días contados, Goya al mejor actor de reparto, o Mar adentro, Copa Volpi al mejor intérprete en el festival de Venecia y Goya a mejor actor. Además, Bardem ha ofrecido una entrevista exclusiva a TCM, que se emitirá mañana sábado y que estará después disponible bajo demanda. En ella habla con admiración de sus películas favoritas como espectador, de sus directores de referencia, y de actores y actrices a los que admira, como Meryl Streep, Robert de Niro, Christopher Walken… Y, por encima de todos, su adorado Al Pacino. “Me lo presentó Julien Schnabel en Nueva York. Antes de conocerlo fui al baño del restaurante y me hice una foto en el espejo para recordar la cara que tenía justo antes de conocer a Al Pacino”.

Bardem recuerda también sus primeros contactos con el mundo de la interpretación: “Mi madre, Pilar Bardem, hacía mucho teatro y la veía trabajar. He crecido en los camerinos y he visto a mi madre pasar por el proceso de nervios, de tensión y de exposición… Y yo me preguntaba: ‘¿para qué salir delante de tanta gente?’ Ahora sí lo entiendo”.

Aunque ya había aparecido en series de televisión como Segunda enseñanza y Brigada central, fue el director Bigas Luna el que le dio la alternativa en el cine ofreciéndole un pequeño papel en Las edades de Lulú. Desde entonces siempre se ha preocupado por encontrar el físico adecuado de sus personajes. Cómo visten o qué pelo tienen. Bardem da mucha importancia a los rostros y al lenguaje corporal porque son una tarjeta de presentación fundamental. “Creo que encontrar la fisicidad del personaje te da la mitad del trabajo. Además, ese proceso de investigación es muy divertido”, dice. Un trabajo que sigue abordando con pasión cada vez que se enfrenta a un nuevo papel.

Ahora, cuando cumple 50 años, con una vitrina llena de premios como el Oscar, el Bafta y un puñado de goyas, Javier Bardem mira hacia atrás con agradecimiento: “He tenido el privilegio y la bendición de encontrarme en la vida con gente muy generosa y talentosa como Bigas Luna, Miguel Hermoso o Julian Schnabel. Viniendo de una familia de actores y directores, que saben lo que es trabajar y no trabajar, soy consciente de la enorme suerte que tengo. Y no hay día en el que no intente dar lo mejor de mí, porque eso se lo debo a todas esas personas que me dieron la oportunidad de ser actor”.

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