Dominicanos serán también los hijos de padres extranjeros
El presidente Leonel Fernández introdujo ante el Senado, el 18 del presente mes de septiembre, la demorada y estudiada reforma constitucional, con el propósito de modificar sus 122 articulados, ingente labor para los congresistas.
Consagrar el controversial tema o artículo alusivo a la reelección, el primero, claro, de todos, con el interregno de un mandato, echando al cesto de la basura el “nunca jamás”.
Seguirán siendo dominicanos los nacidos en el país de padres apátridas o desconocidos, explicando que todos los haitianos nacidos en el país de padres ilegales o legales, serán dominicanos, una versión nueva de la fusión de la antigua isla Española en una sola raza, aunque dos estados “separados”.
Una negación a las cuatro campañas libertarias de 1844-1856 en las cuales el machete más reluciente fue el del general Pedro Santana, el apóstata de la restauración y mayoral de El Prado.
Dominicanos conforme a la nueva reforma serán también los hijos de padres extranjeros si la legislación de su país de origen no le atribuye otra nacionalidad, que es el caso de la Constitución haitiana, que se modificará a su vez al socaire de las conveniencias económicas que todo lo deciden en el hombre.
“El hombre lamenta más las pérdidas de sus bienes que la pérdida de sus padres”, sentenció Nicolás Maquiavelo en su magistral tratado de sicología El Príncipe.
El faraónico artículo 55 que concede prerrogativas al gobernante de una presidencia imperial, como definió en su magnífica obra de ese mismo título el tratadista liberal norteamericano Arthur Shleisenger jr., sufrirá una poda cosmética, y el gobernante seguirá enseñoreándose ufano por sobre los otros dos poderes con el alicate de los recursos del Presupuesto que aprieta y afloja conforme a los vaivenes de las conveniencias, que eso es lo que resulta la política.
El artículo 104 de la reforma constitucional elimina el “nunca jamás”, estableciendo que el Presidente “podrá optar por un segundo período consecutivo, así como luego del intervalo de un mandato presidencial diferente”.
Con esta disposición, el presidente Fernández busca perpetuarse en el poder para continuar con su reinado mesiánico. En caso de aprobarse este artículo, como lo ha concebido el Dr. Leonel Fernández, buscaría la reelección presidencial amparado en esta nueva Constitución, alegando que su mandato actual está bajo la Constitución del 2002. Es decir, que el presidente Fernández quiere reelegirse en el 2012 por dos períodos consecutivos, porque el piensa que él es el único capaz de dirigir los destinos de la nación.
José Núñez Grullón
El tema de larepostulación (no reelección como erroneamente se dice), no hay nada que temer, sinó que le pregunten a Hipólito, ya que él intentó reelegirse y fracasó.
Supeniendo que se elimine el NUNCA JAMÁS de la constitución y Leonel intenta reelegirse, eso de por si no es una garantía de que será reelecto.
Incluso Balaguer fue derrotado en sus intentos reeleccionistas, Daniel Ortega fue derrotado en Nicaragua en un intento reeleccionista (como incumbente en el poder).
Muchos alegan que el presidente en ejercicion usa los recursos del estado para hacer campaña proselitista, lo cual es cierto ahora y fue cierto ayer, cuando la oposición era gobierno y no hizo nada para parar esa practica odiosa.
Sólo le tengo un mensaje a los que están arriba, lo que hoy te beneficia mañana te puede perjudicar. Nadie dura para siempre en el poder.
Que conste, me opongo a más de una reelección consecutiva. No creo en mesías. Que venga otro u otra.
Yo no veo cual es el miedo a los hijos de los hatianos nacidos en RD.
La gente ama al país que lo ve crecer (no importa donde haya nacido), porque la etapa de la adolecencia quera para toda la vida.
Puede ser que quede alguna simpatía con la tierra de sus padres, pero nunca van a poner los intereses de otra tierra en detrimento de la que lo vió crecer, tan sencillo como que él o ella es es un extraño en esa tierra de sus padres. Eso lo saben bien los hijos de los inmigrantes.
Incluso, los hijos de dominicanos que viven en otros países, cuando van a RD se sienten que no son de ahí aunque les guste el mangú.
Entonces, ¿que nos hace pensar que los hijos de haitianos deban querer más a Haiti que a República Dominicana?
Si fueran blancos europeos, ¿tendríamos la misma preocupación?
En vez de marginarlos debemos procurar por integrarlos, a menos que se compruebe que alguien representa otros interese